En esta locura ruletosa,
amarilla prematura
no repitas lo que digo,
no me leas,
ni te me vuelvas presente,
que después de estar contigo
dejo en reposo al posible muerto
y me lavo las manos y me miro
en el espejo redondo del centro.
No te rías, ni te asuste,
vuélvete cuando quieras
denúdate cuando puedas,
que no hablo de la cara ni del cuerpo
cuando repito: Espejo
ni menciono un hombre
cuando te digo: Muerto.
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