Las dos bocas de la ventana
vociferan rabiosas
una da a la costa
y la otra farfulla en Capital
allí donde el mar todavía
no ha podido entrar.
Atolondrados encargues
caminan mi cabeza lunfarda
aun no sé a quien llaman
estas dos lenguas embusteras
Andan por allí cruzándose.
Por aquí preguntan y
aquellos escuchan.
Sale por esta ventana
los aplausos que al mundo cautivan
y a mi no me sirven
porque no sé que quiero de esta tertulia.
Las dos bocas de la ventana
cantan sin detenerse
enigmática las palabras
y observan sin cansarse los ojos del verdugo
que a veces las calla.
Dos faros y una boca dan a la costa
dos faros más y otra boca se
propagan verseando por la capital.
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